La mañana del 30 de abril amaneció con cielo cubierto y una llovizna constante que acompañó a quienes desde temprano se acercaban al Convento. Desde las 9:30 horas, la imagen del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, nuestro Señor del Convento, permaneció expuesta en su ermita para la veneración de fieles.
La jornada fue avanzando y a las 20:30, con la ermita ya repleta de emoción, se celebró el acto de acogida, entrega de títulos e imposición de medallas a los nuevos hermanos y hermanas de la Cofradía. Un momento lleno de sentido, que marcó el inicio de un nuevo camino para quienes decidieron comprometerse con el Señor del Convento.
La lluvia no dio tregua, y fue así como la música, este año, encontró su refugio dentro de la ermita. El tradicional concierto del Día de la Cruz, presentado este año por Antonio Solano Guerrero, se convirtió en una experiencia única, donde cada nota resonaba con fuerza entre los muros del Convento.
Abrió la velada la Banda Escuela, que interpretó con emoción las piezas “Malagueña” de Rafael Hernández y “Solaz” de Manuel Bonilla, demostrando que el futuro musical de la Cofradía está en buenas manos.
Seguidamente, la Agrupación Músico-Cultural de la Santa Vera+Cruz, bajo la dirección de Don Julián González Planes, ofreció un concierto cuyo repertorio incluyó “Legionarios y Regulares”, “Los Generales”, “Las Corsarias” de Francisco Alonso López, “3 de mayo” de Jesús Joaquín Espinosa de los Monteros, “El Señor de Alhaurín” de Julián González Planes y Juan Jesús Serrano Albarracín, y “Señor del Convento” de Francisco Villar Ortiz.
La música llenó cada rincón, como si de una oración se tratase. Y así, los hermanos de arriba vivimos una víspera distinta, pero igual de intensa, porque aunque el cielo no se abriera, los corazones sí lo hicieron ante el Señor del Convento.