Bajo el manto radiante de la primavera, el día 1 de mayo emerge como un sueño hecho realidad;
en Alhaurín el Grande. Como si el mismísimo universo conspirara, el aroma del romero, la luz y el
verde, como dulce guía hacia una nueva dimensión, tejiendo un tapiz de esperanza y amor que
envuelve cada rincón de Alhaurín.
La mañana se despertaba al ritmo del romero, ese aroma ancestral que impregna los corazones y
los senderos que conducen a la montaña donde todos los hermanos de arriba recogieron
esperanza para las calles de nuestro pueblo.
Allí, cientos de almas se unieron en una danza de solidaridad y camaradería, cosechando no solo
hierbas aromáticas, sino también vínculos indelebles de amistad y alegría compartida entre el
verde romero.
Al regresar al pueblo, una caravana de vehículos, enarbolando banderas verdes y perfumando las
calles con el dulce aroma del romero, anunció la llegada de los hermanos de arriba que
posteriormente, disfrutaron de una retreta a cargo de la Banda de la Santa Vera+Cruz y de la
Banda Escuela de la Agrupación Músico-Cultural de la Santa Vera+Cruz.
Al caer la tarde, la Ermita del Convento se convirtió en el escenario de una sinfonía celestial. El
escudo situado en el atrio de la Ermita brillaba con un fulgor especial, honrando las palabras de
amor y devoción.
La escalonía Aromas de Mayo y la coral de la Santa Vera+Cruz, como serafines terrenales,
elevaron sus melodías al cielo, acariciando el alma y despertando emociones dormidas en todos
los presentes.
Las escuadras de gastadores, custodios del honor, velaron con reverencia al Santísimo Cristo de
la Vera+Cruz, ofreciendo su servicio de guardia con la solemnidad de antaño.
Y más tarde, como si el tiempo mismo se detuviera para honrar la trascendencia del momento, la
sección de cornetas y tambores de La Pepa desfiló con la elegancia que solo nuestra banda
podía hacer para que en un momento ulterior, el atrio del Convento se llenase con los acordes de
la música procesional de nuestra Pepa en las escalinatas del Convento.
Ya con el anochecer, llegó el momento más sagrado y esperado: la salida del Santísimo Cristo De
la Vera+Cruz, escoltado por los acordes inconfundibles de La Pepa. Bajo el manto estrellado de
la noche, el Rey de Alhaurín emergió majestuoso, bendiciendo a su pueblo con su presencia
divina.
La procesión, guiada por la luz de los faroles y el eco de las oraciones, caminó por la calle
Convento hasta la Plaza Alta, llevando consigo la esencia misma de la fe y la devoción. Y que en
cada paso, en cada nota, en cada suspiro, Alhaurín el Grande se transformó en un altar sagrado,
donde el amor y la devoción se entrelazaron en una danza eterna al Señor Del Convento que lucía
Rey, Majestad, Oro, Luz, Fe y Pétalos de Rosas que cayeron a su paso.
Así, entre el resplandor de las estrellas y el eco de las campanas, el primer día inaugural del mes
más sublime en Alhaurín el Grande, se convirtió en un testimonio vivo del milagro de mayo,
donde el cielo y la tierra se fundieron en un abrazo eterno de amor y gratitud hacia nuestro Señor
y donde la noche mágica enalteció su grandeza.
Galería fotográfica en:https://www.santaveracruz.org/1-de-mayo-4