Viaje a Granada. Procesión de la Virgen de las Angustias.

Escrito el 02/10/2015
Fuensanta Bravo Sánchez


Nadie se había puesto de acuerdo pero, de forma natural, como siempre, las prendas verdes alegraban la suave mañana de otoño. Íbamos de excursión a Granada. Se palpaba un espíritu de cordialidad y muchos deseos de pasarlo bien. Se demostró a lo largo de la jornada.

Fue el pasado domingo día 27. El trayecto, alegre y distendido, nos llevó a una ciudad que rebosaba ambiente festivo. La gente bullía engalanada de domingo de fiesta: la Virgen de las Angustias, patrona de la ciudad, salía en procesión y los paisanos y visitantes no estaban dispuestos a dejar una ocasión tan representativa.

Paseamos por el casco antiguo (Puerta Real, Mesones, Reyes Católicos, Acera del Darro,…) que nos regaló el encanto tan especial de una tierra que rezuma cultura, arte, raíces y tradiciones tan ligadas a nuestra esencia.

El almuerzo, junto a la iglesia patronal, se desarrolló en un ambiente cordial sentados en mesas de cuatro comensales en torno a un impoluto mantel en el que brillaba el cristal de las copas dispuestas para ese brindis de confraternidad que es tan importante en un día en el que se respiraba, sobre todo, ganas de compartir y disfrutar.

La Avenida de la Virgen se fue llenando hasta rebosar de multitud de personas que querían acompañar a su patrona. También había puestecillos con las famosas “Tortas de la Virgen” y otros con frutos de otoño: granadas, membrillos, nueces, azofaifas, acerolas,…; algo desconocido en nuestro pueblo.

Las bandas de música empezaron a llenar el aire con sus notas y la procesión se puso en marcha. Es curioso ver una procesión distinta a la nuestras. Siempre hay detalles para analizar. Filas de devotos portaban velas encendidas y otros muchos vestían de gala con el color negro como protagonista tocados con sus medallas e insignias correspondientes. La Virgen salió de su templo grandiosa, aclamada y recibida con entusiasmo mientras el aroma de los nardos del trono embriagaba la tarde granadina. Nos llamó mucho la atención un palio que esperaba a la patrona en la puerta y que, tras su salida, llevaban los portadores a continuación del trono pero sin ninguna imagen ni persona alguna debajo. Es el llamado “Palio de respeto” usado desde siglos atrás en algunas procesiones.

Y nosotros nos despedimos de Granada con el regusto agradable de haber compartido un hermoso día de convivencia.