Viernes Santo. Silencio Alhaurín, silencio.

Escrito el 14/04/2022
Vera Cruz Alhaurín

La alegría de la tarde de ayer deja paso a un amanecer distinto. Silencio, Alhaurín, silencio. 

En nuestra ermita todos son preparativos para que esta noche, una  vez más, acerquemos la fe a la calle, es nuestro trabajo como cofrades. El ajetreo de la mañana se para a las 12 , la hora Santa. Recordamos con esta oración  que es Viernes Santo, el sentido de este día, silencio. 

Tras la participación de nuestra Cofradia en los Santos Oficios de la Parroquia, el atrio del Convento se convierte en el Monte Calvario. Todo Alhaurín quiere ser testigo de lo que va a suceder, todos quieren ver al verbo de Dios dar su vida por nosotros, por cada uno de nosotros.

Eran las 21:15 h, cuando un arrepentido y atormentado Judas acaba con su vida  para dejar paso a romanos con antorchas, a Cristo bajo la Cruz de nuestros pecados que casi sin fuerzas, sube hasta el Gólgota donde en medio de dos ladrones, es crucificado. 

Clavado en la cruz, solo las palabras de su madre lo acompañan y aún así, en su infinita misericordia , Cristo nos regala el mayor de sus tesoros “Mujer, ahí tienes a tú hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre”.  Desde ese mismo momento, María se convierte en madre de todos nosotros. Al borde de la muerte nos regala a su único consuelo. “Padre, Padre mío: en tus manos encomiendo mi espíritu. “ Cristo ha muerto en la Cruz. Silencio, Alhaurín, silencio. 



Tras ser testigos de la mayor entrega de amor que ha habido en la historia de la humanidad, la noche se vuelve más oscura. La Cruz Guía asoma por la calle Convento, el cortejo procesional que acompaña a Cristo muerto en el Sepulcro y a su Madre, está en la calle acompañado del Párroco, la Excma. Alcaldesa y demás autoridades locales, pues todos son parte de la Procesión Oficial de la Semana Santa alhaurína.

Silencio, Alhaurín, silencio. Es Viernes Santo y todo se ha cumplido. Solo se oyen las campanas del Convento, el Santo Sepulcro  sale de nuestra ermita . Tras Él , nazarenos negros con velas, mantillas y su Madre, María Santísima de la Soledad. Tras ella, la Cruz desnuda.

Silencio, Alhaurín, silencio. Cristo yacente recorre tus calles. Acompañemos a su madre en su dolor, que las marchas fúnebres de nuestra Pepa sean lo único que suene.  Que la oscuridad de la noche nos acoja en la tristeza, que la solemnidad del Viernes Santo sea siempre nuestro orgullo.

A la 1 de la madrugada, el Santo Sepulcro y María Santísima de la Soledad están de regreso en la ermita. En el aire se respira un ambiente de espera. La vida volverá a vencer a la muerte, este no es el final, Cristo resucitará al tercer día. Mientras tanto, silencio, Alhaurín, silencio.