A las 18:00 h. daba comienzo la Solemne Eucaristía en honor a María Santísima de la Soledad y al Cristo Yacente.

Con un aforo reducido y cumpliendo con las medidas de seguridad, vivíamos una tarde atípica de Cuaresma y oración en torno a nuestra madre de la Soledad. Los sones melódicos de flauta y piano hacían de acompañamiento musical durante la la eucaristía.
A su finalización, se procedió a la bendición del manto que lucía la Virgen de la Soledad, así como a la de una mantilla y cruces de madera, símbolo del cristianismo. Todo ello gracias a la generosidad de dos hermanas devotas. Se bendijo, además, la restauración del estandarte mayor, el Guión Cofrade, réplica del antiguo guión, con tejido italiano, brocado en verde y oro, contando con un muevo cordón engarzado en sus extremos con borlas de oro fino y escudo cofrade bañado en plata. Este trabajo ha sido posible gracias a la generosidad de la familia Martín Aragón que espera con ilusión verlo lucir en la calle un nuevo Día de la Cruz.

A la finalización del acto, nuestros Sagrados Titulares quedaron expuestos a los fieles devotos.